| Número de Registro: 22-1087 | |
|---|---|
| Objeto: | Figurilla | 
| Institución: | Museo Regional de Ancud | 
Ficha de registro
Identificación
Institución
                                    Museo Regional de Ancud
                            Número de registro
                                    22-1087
                            Nº de inventario
                1087
                                Clasificación
                                    Arte - Artes Populares y Artesanía
                            Colección
                Cestería de Chiloé
                                Descripción
                                    Objeto decorativo tejido compuesto por dos figuras zoomorfas, una tiene forma de serpiente y está enrollada en una especie de mástil, la otra serpiente tiene alas y se encuentra sobre una base ovalada.
                            Estado de conservación
                                    Bueno
                            Contexto
Centro artesanal
                                    
                            Área geográfica
                                    Chile
                            Lugar de creación
                                    Isla Llingua, Provincia de Chiloé
                            Historia de propiedad y uso
                                    Esta figura fue confeccionada por los hermanos Deifilia y Pedro Mansilla Miranda y traída por otras artesanas de Llingua a Ancud para ser vendida; siendo adquirida el año 1977 por Audelio Bórquez Canobra, director del museo en aquel entonces, junto a otras figuras y objetos. 
Aquellas que representaban a algunos seres mitológicos, fueron exhibidas en la muestra permanente del museo hasta el año 1998, cuando ésta se transformó por completo. Luego, el año 2011 fue nuevamente incorporada.
                            Aquellas que representaban a algunos seres mitológicos, fueron exhibidas en la muestra permanente del museo hasta el año 1998, cuando ésta se transformó por completo. Luego, el año 2011 fue nuevamente incorporada.
Historia del objeto
                                    Los primeros seres mitológicos que las hermanas Mansilla crearon (siempre con la ayuda de su hermano Pedro, quien prácticamente realizaba el “control de calidad”), fueron el trauco y el brujo. Específicamente, la señora Deifilia comenzó haciendo el trauco y su hermana Ninfa el brujo. 
En general, existía una parte del trabajo que se hacía de forma individual y otra colectiva, en la que también participaba la señora Betty Molina, quien más tarde pasó a ser parte de la familia.
El trabajo individual consistía en la recolección y el tejido de las piezas; mientras que las terminaciones las hacían de forma colectiva. Al respecto, doña Betty señala lo siguiente:
“Trabajábamos todas juntas casi, a veces, pero cada una hacía la figura como quería (…).
Entonces yo hasta después llegué donde ellas (…). Yo me iba arriba donde estaban ellas, en el alto, porque había como un… le decíamos la plaza, y ahí se sentaban ellas, todas, y ahí me iba yo a trabajar, porque, para que haga mis terminaciones, porque de repente uno hacía figuras y las terminaciones no las sabía hacer, entonces entre todas nos dábamos ideas. Y después, sipo, cuando llegué ya arriba eso fue como una empresa que había ahí po, todas las noches. Y después, almorzabamos no más y nos íbamos todas a la plaza, toda la tarde, a tejer artesanía.” (Betty Molina. Focus group. Achao, 16-12-2011).
“Es que íbamos inventando como se nos venía a la cabeza”, cuenta doña Deifilia, “después nosotras mismas nos íbamos ideando, porque primero eran feos, eran horribles.” (Focus group. Achao, 16-12-2011).
En cuanto al tejido de las figuras, y la forma de articular las extremidades, “Primero los brazos le encajabamos adentro, acuérdense (…), después dijimos: le vamos a hacer la mano completa en el mismo… igual que los pies, los pies igual lo encajabamo’” señala doña Betty, y luego ya comenzaron a hacerlos de una sola pieza, momento al cual pertenece la colección del Museo, adquirida el año 1977.
Finalmente hay una situación bastante relevante que también será parte del proceso de creación de las figuras en piedra cancagua: si bien la familia Mansilla comienzan a tejer los seres mitológicos utilizando como referentes las imágenes de los tallados de Bernardo Quintana (en el caso de Deifilia y Carolina Mansilla) y las imágenes de las placas de cobre que llevó Amador Cárdenas (en el caso de Noemí y Ninfa mansilla y Betty Molina), la oralidad seguirá jugando un rol fundamental, dado que la gente mayor de la isla les daban a conocer sus representaciones mentales de los seres: “es que esos abuelitos cuando ya veían lo que estaban haciendo decían: “No, así no es po, el invunche no es así, el brujo no es así.” Y le daban idea”, recuerda don Pedro.
En el caso de doña Betty es mucho más claro, ya que es su abuela quien la influye directamente, contándole sus historias y diciéndole cuáles y cómo hacerlos:
“Mi abuela me decía: “Hácete ese que cae desde el cerro… el camahueto, ¿cuánto es? Ese que tiene un cacho y derrumba”. Me decía: “Cuando veas un derrumbe. Ese es un ser mitológico que se botó de ahí. Ese es el camahueto que está en tal parte.” Y mi abuela sola me contaba historias y me decía “hazlo así po”. (Betty Molina. Focus group. Achao, 16-12-2011).
Luego este conocimiento se fue transmitiendo hacia el resto de los habitantes de la isla, tanto así que en algún momento hasta los niños hacían figuras mitológicas que luego vendían para tener un poco de dinero para sus necesidades básicas.
                            En general, existía una parte del trabajo que se hacía de forma individual y otra colectiva, en la que también participaba la señora Betty Molina, quien más tarde pasó a ser parte de la familia.
El trabajo individual consistía en la recolección y el tejido de las piezas; mientras que las terminaciones las hacían de forma colectiva. Al respecto, doña Betty señala lo siguiente:
“Trabajábamos todas juntas casi, a veces, pero cada una hacía la figura como quería (…).
Entonces yo hasta después llegué donde ellas (…). Yo me iba arriba donde estaban ellas, en el alto, porque había como un… le decíamos la plaza, y ahí se sentaban ellas, todas, y ahí me iba yo a trabajar, porque, para que haga mis terminaciones, porque de repente uno hacía figuras y las terminaciones no las sabía hacer, entonces entre todas nos dábamos ideas. Y después, sipo, cuando llegué ya arriba eso fue como una empresa que había ahí po, todas las noches. Y después, almorzabamos no más y nos íbamos todas a la plaza, toda la tarde, a tejer artesanía.” (Betty Molina. Focus group. Achao, 16-12-2011).
“Es que íbamos inventando como se nos venía a la cabeza”, cuenta doña Deifilia, “después nosotras mismas nos íbamos ideando, porque primero eran feos, eran horribles.” (Focus group. Achao, 16-12-2011).
En cuanto al tejido de las figuras, y la forma de articular las extremidades, “Primero los brazos le encajabamos adentro, acuérdense (…), después dijimos: le vamos a hacer la mano completa en el mismo… igual que los pies, los pies igual lo encajabamo’” señala doña Betty, y luego ya comenzaron a hacerlos de una sola pieza, momento al cual pertenece la colección del Museo, adquirida el año 1977.
Finalmente hay una situación bastante relevante que también será parte del proceso de creación de las figuras en piedra cancagua: si bien la familia Mansilla comienzan a tejer los seres mitológicos utilizando como referentes las imágenes de los tallados de Bernardo Quintana (en el caso de Deifilia y Carolina Mansilla) y las imágenes de las placas de cobre que llevó Amador Cárdenas (en el caso de Noemí y Ninfa mansilla y Betty Molina), la oralidad seguirá jugando un rol fundamental, dado que la gente mayor de la isla les daban a conocer sus representaciones mentales de los seres: “es que esos abuelitos cuando ya veían lo que estaban haciendo decían: “No, así no es po, el invunche no es así, el brujo no es así.” Y le daban idea”, recuerda don Pedro.
En el caso de doña Betty es mucho más claro, ya que es su abuela quien la influye directamente, contándole sus historias y diciéndole cuáles y cómo hacerlos:
“Mi abuela me decía: “Hácete ese que cae desde el cerro… el camahueto, ¿cuánto es? Ese que tiene un cacho y derrumba”. Me decía: “Cuando veas un derrumbe. Ese es un ser mitológico que se botó de ahí. Ese es el camahueto que está en tal parte.” Y mi abuela sola me contaba historias y me decía “hazlo así po”. (Betty Molina. Focus group. Achao, 16-12-2011).
Luego este conocimiento se fue transmitiendo hacia el resto de los habitantes de la isla, tanto así que en algún momento hasta los niños hacían figuras mitológicas que luego vendían para tener un poco de dinero para sus necesidades básicas.
Referencias documentales
                González, Jannette; Van Meurs, Marijke; Ulloa, Claudio: La fijación del mito desde las colecciones del Museo Regional de Ancud pp. 151-169 en Fondo de Apoyo a la Investigación Patrimonial. Informes, Centro de Investigaciones Barros Arana / DIBAM, Ancud, 2011
                        
            Gestión
Adquisición
                Forma de ingreso
                                    Donación
                            Procedencia
                                    Audelio Bórquez Canobra
                            Fecha de ingreso
                                    1977
                            Registradores
                
                Jannette González Pulgar, 2017-03-27
                
                Jannette Viviana González  Pulgar, 2021-02-01
                
                Jannette Viviana González  Pulgar, 2022-12-21
                
 
     
         
         
        