La obra tuvo como modelo a Adela, “la pálida niña, amor del maestro”, (en palabras de Enrique Melcherts), quien viajo a Europa con el artista. Según Augusto D’Halmar, Adela era frágil, tísica y murió cuando estaba con Plaza en Europa. “Yo la veía a la mujer joven y delicada peinando los albos cabellos del gran viejo, el cual apoyaba su vida en ese frágil cayado, en ese báculo amoroso”. La Quimera representa un tema complejo y sutil, cuyo referente iconográfico está en la mitología griega. Se le describe habitualmente como un animal fantástico, aliento de fuerza, mitad mujer mitad serpiente. Hija de Tifón y Equidna (la víbora) es una mezcla entre cabeza de león, busto de cabra y cola de serpiente. En la escultura de Plaza prima la presencia de la figura femenina, la que es realizada con gran corrección escultórica y con un hondo sentido clásico.
( Augusto D’Halmar, “Santiago a fines y comienzos de siglo”, Revista Occidente No 36, Santiago de Chile, junio de 1848, p. 514.)
(Pedro Emilio Zamorano, Gestación de la escultura en Chile y la figura de Nicanor Plaza, Ediciones Artespacio, Santiago 2012, p. 129)