Según registros del actual museo Vicuña Mackenna (actuales propietarios de la producción), este cuadro habría llegado a sus dependencias como parte de una importante donación efectuada por la familia de don Florencio Vicuña Dueñas, antiguos propietarios de una vasta colección privada y de diverso material alusivo a su parentela.
En el año 1947 surge la primera resolución que dictamina la gestación del museo, y la reconstrucción de la ex morada del intendente, implementación, búsqueda y selección de material, diez años más tarde, un 21 de noviembre de 1957 se inaugura el recinto. Para entonces, toda la producción actual que detenta el museo ya había pasado a formar parte de su colección oficial, por lo cual, al no existir un registro detallado del ingreso de las obras, se estima como plazo tope para la incorporación de la tela al lugar que se le asignó desde entonces: la bodega del recinto, lugar de almacenaje que le aleja durante casi medio siglo de sus posibilidades de exhibición, contemplación y estudio.
Esta tela constituye una alegoría inspirada por hondo amor fraternal, pues muestra a don Ignacio Vicuña, tio del prócer, en el momento de separarse de su hermano Pedro Félix, en camino del paraíso recobrado. El original pertenece, según creemos, a la familia Vicuña Dueñas, y es el que reproducimos. Existe otra copia, del propio Monvoisin, en poder de don Santiago Vicuña Subercaseaux, quien la hubo de su padre, don Nemesio Vicuña Mackenna, hemano del prócer. No es imposible que esta última constituyera el original, como hemos oído, si bien el hecho de que la citada tela de los Vicuña Dueñas provenga de don Bernardo Vicuña Mackenna hermano mayor, nos inclina a pensar en su propiedad.

Fuente: Iconografía de Vicuña Mackenna, por Eugenio Orrego Luco. Página 23, pie de pág. ( 10), tomo II.