En noviembre de 1835, Rugendas visitó Talca gracias a la invitación del prusiano Eduardo Gutike, casado con Carmen Arriagada, mujer culta, lectora de filosofía, historia, literatura y poesía. Su afinidad intelectual y espíritu romántico mantuvo entre ambos un intenso amor expresado en un extenso epistolario y en varios retratos de la dama talquina.
Las constantes visitas a la zona del Maule permitieron a Rugendas retratar huasos maulinos, marinas y paisajes cordilleranos.