Este dispositivo usado para extinguir las llamas fue importado desde Estados Unidos y puesto en un inmueble público o particular de Antofagasta durante el siglo XX. Tras la ola de siniestros que calcinaron varias cuadras y manzanas de la ciudad en la primera década de 1900, la ciudadanía exigió la implementación de una red urbana contra incendio y tomó sus propias medidas de seguridad para evitar estos accidentes, un ejemplo de ello fue la adquisición de estos contenedores apaga fuego.