Retrato de Doña Paula Aldunate de Larraín en su hacienda de Viluco

La pintora Paula Aldunate de Larraín (1812–1884) es retratada en 1835 por quien fuera su maestro, el pintor bávaro Johann Moritz Rugendas, en la Hacienda de Viluco (Zona Central). Paula aparece sosteniendo un cuaderno de dibujo sobre sus piernas y una pluma o un pincel en la mano derecha, aludiendo a su interés por la pintura de paisaje. Junto a esta obra, Rugendas realiza otro pequeño retrato de Santiago Larraín Moxó, con quien Aldunate había contraído matrimonio un año antes. Ambas efigies aparecen enmarcadas en un antiguo respaldo de cama, símbolo de la unión conyugal, manteniendo la sujeción de la artista al espacio doméstico y a su vínculo marital.
(MNBA "Desacatos, prácticas artísticas femeninas 1835-1938", 2017:Gloria Cortés Aliaga)